Igual que ocurrió con las que prepararon para Benedicto XVI y años antes para Juan Pablo II, pero sorprende la sobriedad y esencialidad de la tumba del papa Francisco.
El ataúd está bajo una placa de mármol, sobre la que se ha apoyado una segunda lápida con su nombre en latín, "Franciscus". En la pared destaca un crucifijo que reproduce la cruz pectoral que él llevaba con la imagen de Jesús como "Buen pastor", según recoge el diario español ABC.
El cardenal coadjutor de la basílica, Rolandas Makrickas, ha querido acoger personalmente a primera hora de este domingo a los primeros que han ido a rezar por el Pontífice, sobre todo familias, religiosas y sacerdotes. Uno de los primeros visitantes ha dejado encima una rosa blanca. Dos gendarmes del Vaticano vigilan con la indicación de intentar que nadie se detenga, hay tiempo sólo para dar un vistazo y santiguarse. Algunos lo emplean para hacer una foto con el móvil. Poco después de las 10 am, eran tantos, que los responsables de la basílica han solicitado a los peregrinos desde la megafonía que abandonara la basílica.
A las cuatro se cerrará, pues los cardenales que están en Roma y las personas que lo deseen tendrán allí una ceremonia. Un nuevo adiós al papa Francisco.
En Italia estos días coinciden con un puente festivo por la fiesta nacional, y muchos peregrinos habían planeado hace meses viajar a la Ciudad Eterna para participar en la canonización de Carlo Acutis que estaba prevista para hoy. La canonización fue cancelada, pues sólo un Papa puede declarar oficialmente un nuevo santo, pero la ceremonia ha sido sustituida con la segunda misa del novenario de misas de difuntos que se celebra tradicionalmente cuando fallece un Papa.
En la segunda ceremonia en recuerdo de Francisco, a la que según el protocolo fúnebre de este periodo «están especialmente invitados los empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano», han participado más de 100 mil personas, sobre todo grupos de adolescentes de parroquias de todo el mundo que desde hace meses se habían organizado para el Jubileo de los adolescentes que tiene lugar estos días. En calidad de exsecretario de Estado, la ha presidido el cardenal Pietro Parolin.
"Nuestro cariño por el Papa Francisco, que se está manifestando en estas horas, no debe quedar como una simple emoción del momento, debemos acoger su herencia y hacerla vida, abriéndonos a la misericordia de Dios y siendo nosotros también misericordiosos los unos con los otros", ha propuesto el purpurado en la homilía.
Reflexionando sobre el Evangelio que se lee en las iglesias este domingo, ha subrayado que "estamos viviendo el dolor por la marcha (del Papa), el sentido de tristeza, la turbación en el corazón, la sensación de pérdida, que también sintieron los apóstoles, acongojados por la muerte de Jesús". "Y, sin embargo, el Evangelio de este domingo nos dice que en estos momentos de oscuridad el Señor se presenta ante nosotros con la luz de la resurrección, para iluminar nuestros corazones", añadió.
Dirigiéndose a toda la Iglesia, y quizá para corregir interpretaciones ideológicas con vistas al próximo cónclave, ha apuntado hacia la misericordia de Dios como el "corazón de la fe". "La misericordia nos recuerda que no debemos interpretar nuestra relación con Dios y nuestro ser Iglesia según categorías humanas o mundanas, porque la buena noticia del Evangelio es sobre todo el descubrirnos amados por un Dios que tiene entrañas de compasión y de ternura para cada uno de nosotros independientemente de nuestros méritos". "Por eso, se nos pide el compromiso de no vivir nuestras relaciones según criterios de conveniencia o cegados por el egoísmo, sino abriéndonos al diálogo con el otro, acogiendo a quien encontramos en el camino y perdonando sus debilidades y sus errores. Sólo la misericordia sana y crea un mundo nuevo, apagando los fuegos de la desconfianza, del odio y de la violencia. Esta es la gran enseñanza del papa Francisco", agregó.
"El papa Francisco fue testigo luminoso de una Iglesia que se inclina con ternura hacia quien está herido y sana con el bálsamo de la misericordia; y nos ha recordado que no puede haber paz sin que reconozcamos el valor del otro, sin la atención al que es más débil y, sobre todo, no puede haber nunca paz si no aprendemos a perdonarnos recíprocamente, usando entre nosotros la misma misericordia que Dios tiene para con nuestra vida", explicó.
El cardenal se ha dirigido directamente a los chicos y chicas del Jubileo de los adolescentes, y les ha dicho que "el Papa habría deseado encontraros, miraros a los ojos y pasar entre vosotros para saludaros". Les ha aconsejado que ante "desafíos" como la tecnología y la inteligencia artificial "alimenten su vida con la verdadera esperanza, que tiene el rostro de Jesucristo". "Nada será demasiado grande o demasiado duro si lo vivís con Él".
También el cardenal ha saludado a "los empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano, muchos de los cuales están aquí presentes" y les dio las gracias por "el servicio que realizan cada día". "A ustedes, a todos nosotros, al mundo entero, el papa Francisco nos envía su abrazo desde el cielo", les ha despedido.
Hoy los cardenales tienen el día libre, y no mantendrán ninguna congregación general. Deberán recuperar fuerzas pues les esperan dos semanas especialmente intensas. La próxima ceremonia que se celebrará en la plaza será la misa de inauguración del Pontificado. La celebrará el próximo Papa dentro de unas dos semanas. Sólo falta saber quién será.